Meditación, cortometraje 2023

Las formas de la tierra emergen tras la sequía. Un espacio de quietud y silencio se transforma en un lugar de observación. Poco a poco la geografía se interioriza. El paisaje deja de ser un espectáculo para convertirse en una meditación.

Notas de la directora

Llegué por azar a la aldea de Galizuela en Extremadura y me enamoré inmediatamente de aquel lugar. Cada amanecer, me despertaba con el canto de los pájaros y corría a la ventana a ver qué día me esperaba y así decidir que ruta elegir. Sentía una atracción magnética por aquel paisaje casi lunar con un embalse al 13% de su capacidad. Solo quería pasearlo, escucharlo, filmarlo y contemplarlo desde distintas perspectivas. Aunque lloviese, hiciera frio o hubiera niebla, cada jornada era un nuevo espectáculo de luz y color.

A través de la contemplación activa, poco a poco el paisaje se convertía en algo abstracto y afloraban sonidos y ruidos mentales propios e involuntarios. Intentar recrear y acercarse a ese estado mental con el diseño sonoro fue todo un reto.

Las conversaciones previas al rodaje con Elizabet Blackburn, premio nobel de fisiología, sobre la finitud de la vida, me ayudaron a replantear la imagen de los buitres que había filmado en mi primer largometraje “El silencio que queda” y a mirarlos con más calma con la intención de darles un lugar más acorde con los ciclos de la naturaleza, de la vida y la muerte que siempre me han interesado.